Kathery E. Castro
Preferimos pensar que gran parte de nuestro destino está en nuestras manos, que cada decisión es un paso construido por nuestra voluntad. Pero, ¿y si todo estuviera ya escrito? ¿Si cada pensamiento fuera inevitable? El libre albedrío y el determinismo no es solo filosofía; es existencial. Definir si somos libres o si solo danzamos una música que no elegimos, pero que es importante para entender quiénes somos y cuánta responsabilidad tenemos sobre nuestras acciones. A pesar de la sensación de libertad, nuestras elecciones están tejidas con hilos invisibles de experiencias, biología y contexto. No somos más que un eco de lo que nos ha formado, aunque en esa falsa libertad encontremos sentido y dirección.
El peso del determinismo
Desde que nacemos, nuestras vidas están condicionadas por una serie de factores que no escogimos: donde nacemos, nuestra familia, el contexto sociocultural. Nietzsche argumentaba que «no hay hechos, solo interpretaciones», la cual propone que nuestra percepción puede ser solo una construcción de nuestra mente, una narrativa que nos contamos a nosotros mismos para abastecer de sentido nuestra existencia.
La sensación del libre albedrío
Nos despertamos creyendo que podemos cambiar el rumbo de nuestra existencia. Es esa sensación la que nos permite crear, cuestionar, buscar nuevos horizontes. Aunque nuestras elecciones están condicionadas, la posibilidad de imaginar otros futuros es lo que nos mantiene vivos y con un propósito. En palabras de Nietzsche, «el destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices».
La paradoja de la elección
No se trata de ser completamente libres, sino de lo que nos permite jugar con las posibilidades. La vida es esa conversación, en la que, se esconde la verdadera forma de libertad: no la ausencia de determinismo, sino la capacidad de bailar con él. Como decía Nietzsche, «el individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, estarás solo a menudo y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo».
Tal vez la libertad sea una ilusión, pero es una ilusión necesaria. Si bien nuestras elecciones pueden estar condicionadas, la forma en que las vivimos es nuestra. No importa si el camino estaba marcado de antemano, lo que importa es cómo lo recorremos. Al final, lo que nos hace humanos no es la ausencia de cadenas, sino la forma en que aprendemos a movernos dentro de ellas.
Referencias bibliográficas:
Bartra, R. (2011). Antropología del cerebro:determinismo y libre albedrío. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=28985 Espectrum. (2025, 14 febrero). El misterio del LIBRE ALBEDRÍO: ¿Somos realmente libres? [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=SfjF1kr-uTo